presentación     trayectoria    repertorio    libros    cursos    artículos    fotos    prensa   radio    blog     

   

 

     
 

 

       

 

p

Actividades para antes de leer un libro.
Por Pablo Albo

 

1. Busca el momento adecuado. Ni se te ocurra abrir por primera vez un libro si  acaban de regalarte una bicicleta. Tampoco lo cojas si tienes cosas pendientes que hacer o mientras echan en la tele tu programa favorito. Déjalo hasta que tengas el día echao. Cuando sea EL MOMENTO. Cuando puedas mirar al libro a la tapa y decirle sinceramente: "Ahora, bonito, estoy contigo. Te escucho. A ver, ¿qué me cuentas?"

2. Busca un lugar tranquilo, agradable, donde dé gusto estar. Que no haya mucho jaleo. Escóndete con el libro en un lugar recóndito, íntimo, donde estéis solos, él y tú y que el mundo, afuera, siga girando a su rollo.

  También puedes hacerte con una linterna y prepárate para destaparlo debajo de las sábanas por la noche. A los libros les encanta que hagas eso. A los adultos, no tanto. Que no te pillen. Siempre están con eso de "¡a dormir!". Es mejor que lo hagas en secreto. Leer es, a veces, una actividad clandestina.

   Cuando el libro y tú tengáis confianza, podéis practicar deportes de riesgo (para el libro): llevártelo a la playa o al parque o al colegio o donde te dé la gana. En un pueblo recóndito de Laponia practican el leer-bajo-la-lluvia, cubiertos con impermeables o grandes paraguas, es muy divertido y peligroso. A los libros les gusta que los trates con cuidado y los mimes, es cierto. Pero te aseguro que prefieren caer accidentalmente en un charco o terminar convertidos en croqueta-libros por la arena de la playa que morir de aburrimiento en una estantería. 

3. Ponte cómodo. Échate en un sofá o repantíngate en tu cama. Estírate en tu toalla, si estás en la playa. Tírate en el césped si hace sol. Quítate los zapatos si no hace frío. No te preocupes por si te duermes. A los libros les encanta dormir en tu regazo, sobre tu pecho o haciendo de visera en la playa.

4. Ya puedes coger el libro. ¡Pero no lo abras todavía!

5. Tócalo, pálpalo, siéntelo. Háblale, dile cosas. Por ejemplo, "como seas un rollo te mato" o "me parece que este es el principio de una gran amistad". (No esperes que te conteste todavía). Pasa el dedo por la cubierta, por el lomo, acaricia el borde de las hojas.

6. No lo abras todavía.

7. Huélelo. Cada libro tiene un olor distinto. Piensa me "huele que vamos a echar buenos ratos tú y yo" o cosas así.

8. No lo abras todavía.

9. Míralo. ¿A que parece un cofre cerrado? ¿Que puñetas guardará en su interior? Las tapas tapan lo de dentro, por eso se llaman así, para eso las pusieron. Siente la intriga. ¿Qué habrá?¿Qué me dirá? No tengas prisa. Ya lo estás disfrutando. La cosa de los libros no es solo lo que dicen también lo que parece que van a decir. Lo que sugieren.

10. No lo abras todavía.

11. Pero no lo chupes. Las tintas no suelen ser muy digestivas (no te agobies si lo has hecho ya, tampoco creo que lleguen a matarte).

12. Lee el título. Y piensa algo como: "Ah, querido libro, recuerdo que algo parecido me dijo el pirata Border cuando atravesamos la cueva del diablo". No hace falta que sea verdad. Seguramente lo que te va contar el libro tampoco sea cierto.

13. Ya lo puedes abrir. ¡PERO NO TENGAS PRISA! Date cuenta cómo el libro tampoco la tiene. Seguramente la primera página estará en blanco, o tendrá unos dibujillos de adorno. Te está diciendo "Calma, poco a poco".

14. Sigue. ¡PERO SIN PRISA!
Verás que detrás de esa primera página en blanco tan solo te repite el título y el nombre de los autores. En fin, es para que sepas que no lo hizo una máquina, que esas letras las pusieron ahí unas personas que querían contarte a ti aquellas cosas. Algo así como cuando dejas una nota en la nevera "comprar leche" o "por favor, no volváis a olvidar recogerme del colegio".

15. Ya estás llegando. No te pongas nervioso. Puede que leas algo como "Capítulo primero" o "Érase una vez" o "En un lugar de la Mancha". Está empezando la función. No tengas miedo. Cualquiera sabe lo que puede pasar a partir de ahí, pero no creo que salgas herido... como mucho un poco en el ánimo a veces, pero nada grave.

 

Espero que lo disfrutes.

Cuando acabes de leerlo te puedes poner un aro de oro en la oreja. Es lo que hacían antiguamente marineros tras terminar su primer libro.

Si te ha gustado, díselo a todo el mundo "¡Amo a este libro!". A las personas nos encanta hablar de los libros que nos han gustado, no te sientas un bicho raro por ello.

Si no te ha gustado, no le eches la bronca. Busca otro. Hay libros que gustan a pocas personas y a pesar de todo son buenos.

Sí, es cierto, también hay libros malos que te aburren, te aplastan con palabrerío, tratan de educarte, te intentan convencer de sus rollos... ¡uf! Créeme, todos los hemos sufrido. Cuando te tropieces con un ladrillo de esos, agárralo por la pechera y dile para que se entere: ¡Mira, chaval, tan creído que te lo  tienes, conozco a muchos que te pegan mil vueltas!" Que no te impidan llegar a esos otros que te harán imaginar cosas que ni te imaginas.

   

 

 

 

 

 

Con este texto y las ilustraciones de Elena Arribas hice un póster que suelo dejar como recuerdo de una tarde de cuentos en las bibliotecas y colegios por donde paso.

Puedes ver las viñetas pinchando aquí.

 
    volver        

 pabloalbo@pabloalbo.com                                      699 235 228