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   EDUCACIÓN Y BIBLIOTECA.
    Julio/agosto 2007. nº. 160

 

 

Humor, suspense, ternura, sagacidad son reflejados en apenas unas líneas. Bastan unas pocas palabras y un gran talento para llegar a ese nivel de concisión que refleja el microcuento. El lector perezoso, el que lleva prisas, el ávido de intensidades, el de una sola parada de metro, el no-lector sorprendido, el que busca historias para narrar en la barra de un bar... pueden ser picados por estas 99 pulgas que de un modo poco equitativo, criaron los narradores orales Pablo Albo, Pep Bruno y Félix Albo.

¿Tiene sentido abundar en palabras sobre aquello que busca decir mucho con poco? Quizás sí, quizás no. En todo caso, recojamos una muestra.

   "No había manera de fusilarlo. Cuando no era por una cosa era por otra: Que si no sabemos dónde están los fusiles; que si no hay munición; que si todavía no  se  han  inventado  las  armas de fuego...

 

 Por eso acabaron crucificándolo, pero dicen que ni aun así consiguieron que dejara de dar la lata." Pablo Albo.
 

"Comieron perdices y fueron felices. Luego se casaron y justo después estaban solteros. Ella se puso a dormir cien años en un castillo rodeado de espinos y bosques salvajes. Él desapareció del cuento y no contó nada de nada. Ella se pinchó con una rueca un día mientras no cosía. Una bruja malvada la maldijo. Ella nació. Había una vez." Pep Bruno
 

"Vengo al psicólogo por falta de seguridad en mí mismo. Antes no me pasaba, todo empezó aquella mañana en la que Windows me preguntó ¿está usted realmente seguro de querer borrar el documento?
No supe qué contestar." Félix Albo.
 

 

 


 
   

    Blog La litera de arriba.
 
   miércoles 2 de julio de 2008
 

 

¿Has leído alguna vez algún cuento pasados los 12 años? Posiblemente no. Parece, y repito, sólo parece, que los cuentos son de niños -a pesar de que Alicia, en su País de las Maravillas, viera las mismas cosas que cualquier mayorcito psicodélico de la era del LSD viendo el concierto de Woodstock del 69-.

Pues éste libro es el peldaño ideal para comenzar a subir por este género tan conocido y tan poco conocido a su vez -a pesar de no superar el centímetro de grossor, subirse en él equivale a todo un primer piso-. Por ahí he escuchado que un buen crítico se encarga de orientar al lector. Pues bien, os oriento aunque no sea crítica de libros: todos aquellos a los que les gustó El Principito, esos adultos que jamás perdieron ni quieren perder el niño que llevan dentro, los que sienten que la colorida imaginación e ingenuidad aplastante de los pequeños son todo un as en la manga para afrontar este mundo tan gris... leeros este libro de 99 relatos cortos, escrito por 3 cuentacuentos como son Pep Bruno, Félix y Pablo Albo.

 

 

 Se lee con los dientes -sí, porque te vas sonriendo mientras apuntan tus pestañas a sus letras-. Si los niños supieran de qué va el mundo, probablemente hubieran escrito un libro parecido a éste, donde el trasfondo reflexivo y crítico va mas allá de esa primera leve sonrisa lectora.

- "A pesar de que los calamares les robaron la tinta hace siglos, los cangrejos siguen escribiendo poemas de amor sobre las rocas" Pablo.

- "Había una guerra: hombres muertos, casas destruidas, mujeres violadas, niños hambrientos, caminos polvorientos. Terror. Desierto. Podíamos verlo mientras comíamos palomitas." Pep.

- "Cerré el libro y la vida, inexplicablemente, seguía". Pep.

- "Cuando besé a mi novia por primera vez quedé encantado. Desde entonces vivo saltando de charca en charca". Félix

 

      

 

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